viernes, diciembre 17, 2010

Ese justo 2%

Publicado en la Edición IV de 2010 de Foro Javeriano


Abusaré de los adjetivos finqueros, por puro analfabetismo equino, pero también porque me entretiene mi ignorancia activa. En el panorama político colombiano varias circunstancias revuelven la olla, los escándalos, los reparos, las no-reparaciones, los repartos, el re-re... pero me divierte encontrarme con ese tierno 2%.

Cuando la horda furibunda eligió a Juan Manuel Santos como presidente de este país, con nueve millones de votos, se afirmaba desde las encuestas que el saliente gamonal contaba con el 70% de la favorabilidad como su mejor respaldo, su gran patria de Estado de Opinión.
Luego de ver cómo comenzó la administración Santos, yo sigo escéptico; fui del 30% que no se consideraba Uribista, y soy del 12% que ahora dice no apoyar a Juan Manuel Santos...
Pero uno encuentra que la luna de miel fue corta, y todo lo que olía a ubérrimo, que el nuevo presidente no desechó, está sacando los dientes en contra del sucesor. Fernando Londoño Hoyos, el gran libre pensador del estáblichment (sic), despotrica de lo blandengue que es Santos con Chávez, que vale recordarle a la desmemoria, le reclama porque Santos iba a continuar con la diplomacia como una contingencia menor y se dedicaría a imponerle mano firme a la alharaca del vecino... eso fue lo que le vendieron a gran parte de esos nueve millones, dónde muchos vociferaban – ¡A mí me gusta eso… que es frentero!
Pero no, los verdaderos Uribistas hoy están indignados con la forma en que se está cincelando la Unidad Nacional (sic), decepcionados del que invistieron hasta como elegido de Dios (revisar Youtube si no lo vieron). Porque al parecer la U en Partido de la U, era casi uve de Votos, y u de Unidad.
Un Uribista (si es que queda) y se respete no puede tolerar que los consejo comunales se hayan reemplazado por cajas de cristal, que la Corte Suprema de Justicia haga investigaciones sin que un alto mandatario la insulte o que el presidente trate en lo posible de salir bien vestido en las fotos de prensa. El hato cada vez cuenta con menos cabezas.

Lo digo con gusto, si históricamente en Colombia la oposición un tanto radical ha sido alrededor del 10%, del 12% que se considera hoy oposición la acérrima Uribernia es ese tierno 2% que patalea.

¡Señores!... ¡Bienvenidos a la Oposición! ¡Ahora sí! Es tiempo que dejen salir su indio interior sin lio, que se llamen a sí mismos mamertos (si es que eso fue oposición para ustedes por 8 años), que discutan con todo el mundo de lo malo que es el gobierno actual, que critiquen y critiquen sin proponer nada, que los señalen de activistas sociales, que defiendan lo que creen (así nadie les crea). Por todo y por más, les tenemos 2 noticias: 1) Uribe ya no es una opción redentora, por lo que no es una solución; y 2) Al gran héroe, una vez se bajó del tigre del poder, el tigre lo está persiguiendo como predijo tan lúcidamente Antonio Caballero.

Qué cosas, me perdonarán las fuerzas militares (espero), pero, así como las ternas viables, los héroes en Colombia no existen. La atención sobre los caudillos es tan efímera como los votos, es desmemoriada por costumbre. Nadie, ni siquiera el gran latifundista de gafa transition con hijos emprendedores logró mantener su status de héroe patriota por más de dos meses. ¿Será culpa de internet? ¿De Ingrid Betancourt? ¿De Samuel? ¿De los Nule? ¿Seré yo maestro? ¿Será por defender la democracia, maestro?… ¡qué más da!

Un sinfín de cosas dice ese tierno 2% para defenderse, en gran medida cuentan gran legado de su Padre abandonado; dicen también que su hambre de poder no cesa y que quiere Bogotá, ¿será que un paisa con acento tan natural logra la alcaldía por pura nostalgia? Los Moreno son pirómanos e incompetentes, pero esos méritos no los llevaron a sus cargos.

Pero lo que más me gusta es lo que dicen mientras refunfuñan -eso todo el mundo lo sabía desde un principio- afirman los Dosporcientistas – estaba claro que Juan Manuel no era ni parecido a Uribe.- Señores, eso lo sabíamos nosotros desde la oposición y en tiempo de elecciones; por eso mismo les repito… ¡Bienvenidos a la oposición!