lunes, diciembre 19, 2011

Envenenaron al perro de Vargas Lleras y otros títulos que le faltaron al 2011.

Otro dictadort-democraticomics más en la orilla del Hades, ¿cuántos faltan? 


Un gran amigo dice que lo que pasa es que los poderosos se están yendo, los de todos los bandos, volviendo a su extraterrestrio lugar en el que se sientan juntos a pegarse sus lamparazos entre abrazos de “¡hace tanto no te veía!”. Y nosotros, como tontos, nos quedamos con la realidad que nos ahoga y seguimos adelante. Porque seguimos siendo los mismos, en realidad, si no supiéramos tanto de las noticias irrelevantes fuera de nuestras fronteras también seguiríamos igual. 


¿Hubo un revés en la pobreza? No, no lo hubo. 
¿Las revoluciones nacientes y sonantes lograron su objetivo? No, encontraron su espacio, su lucha y al mismo tiempo su desdicha de ser un callo, un callo nada más. 


En Mid-night in Paris, Woody Allen nos recuerda que la “Belle Epoque” de todos usualmente está un tiempo diferente, bastaría incluirle los que esperan una utopía futurística. Ese es el pensamiento que, si le adicionamos la vertiginosidad internettística vamos directo al hoyo negro. 


No basta con querer que el futuro llegue rápido… ahora también olvidamos el pasado de forma instantánea. Quería que este año trajera otros titulares (éste año ya acabó), de pronto algunos que dieran soluciones reales al descalabro climático, alguna iniciativa de éste país que no terminara en una ley y un presupuesto robado o no ejecutado; nada es urgente, así muchos tengan el agua al cuello desde hace un año. Quería, ingenuamente, que los milagros existieran. 


Pero es la información como objeto de consumo es el lío que hoy me engalla la cabeza. Tenemos noticias que alimentan como la comida rápida. Nos ocupamos de las nalgas de otros, de las mascotas de otros, pedimos que el gobierno opine hasta de cómo se debe llevar las riendas del fútbol nacional y como la consejería para la equidad de la mujer “debería” intervenir, falseamos el dolor de otros para re-escribir la historia… empalamos una figura pública por semana, una sola, o dos si estamos de suerte, para saciar nuestro morbo; para juzgar.


Dejamos atrás otro año en la dimensión en la que el colisionador de hadrones (LHC) nos quiso dejar. Sin bosón de Higgs, con partículas que se mueven más rápido que la luz, sin “duras” dictaduras, con un gobierno “diplomático”, con la eurozona haciendo equilibrio y con EEUU liderando la crisis del primer inmundo, entre otras cosas. 


Feliz año para todos.