La bella durmiente, después de todo su cuento, debió padecer de 1 de 2 males; un insomnio inquebrantable por los 100 años que se dio de siesta o de un príncipe paranoico, que al primer asomo de cabeceo por sueño intentó despertarla por miedo a que se sumiera en una narcolepsia ininterrumpida.
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