martes, enero 17, 2012

Te hablo desde la prisión.

De posesiones y otras andanzas.

Quizás les dé tiempo de leer alguito, de hacerse a la lectura. Yo pediría eso, un cofre lleno de libros; pero por el momento no estoy preparando ningún plan para terminar encerrado en la cárcel. Como va el país, incluso lo funcionarios públicos, que no tienen planes para ello, acabarán tras las rejas, así sea de forma temporal.

Pero todo no debería ser únicamente despachar y empacharse. Un alcalde encanado parece tan normal; como si Bogotá hubiera tenido uno. Incluso, que los testigos de una falseada posesión sean compañeros reclusos, los cuales en su despedida firmaron gustosos el ascenso de sus compañeros al populoso y célebre pabellón de servidores de públicos. Eso lo hace un acto memorable. Y sí, en la picota hay un pabellón de servidores públicos, con asinamiento, por si preguntan.

Todo fueron mentiras, patrañas, cortinas de humo… estrategias poco usadas en nuestra andina nación. Una declaración extra-juicio sin efectos; aquí incluso las hechas ante las cortes corren con la misma suerte.

Toda desfachatez tiene sus bemoles, claro. La Dirección Nacional de Estupefacientes anunció que con la venta de predios incautados al narcotráfico se financiará la construcción de nuevas cárceles, ¿y cómo no?, con tanto potencial de corrupción no debería esperarse otra cosa.

En mi tierra, Santander, la posesión del garitocrático Gobernador, el cual se promocionó únicamente con su apellido de pila para que la confusión con su padre fuera más sencilla y nadie se diera cuenta que era sobre un inexperto tipo de 30 años que recaería la responsabilidad de llevar las riendas del departamento, se realizó en aquel parque en el que su padre, el coronel, se inmortalizó bebiendo del cañón del Chicamocha, a pocos pasos del monumento construido como homenaje a los próceres Santandereanos que luchan sobre una hoja de tabaco. Que sea dicho de paso, por las condiciones en que se construyó el parque, el monumento bien habría podido ser un serrucho, que también es una hoja emblemática para la política en Santandereana. Títere, tirín tin tin.

Ojalá fuera el mundo al revés. Somos como esa historia de los ratones eligiendo gatos blancos como gobernantes, y al mismo tiempo somos la tragedia de la extinción de la buena fe por exceso de abuso.
Ojalá que los políticos no se posesionaran sino que los poseyeran. Que los invadiera al menos el espíritu de la ley, si queremos ser muy cursis. Pero no pido tanto, quisiera que tuvieran algo de vergüenza. Hablando desde la posición de alguien que cree que los que a los ojos de la prensa se equivocan a cada paso, lo hacen con la total convicción de estar haciendo lo correcto… ¿pero en serio el cinismo puede ser tal?

Nuevas investigaciones vendrán, la condenas pertinentes llegaran con cojera, señalando a las escobas que tan bien deben andar barriendo en su novedad. Sin ofender, hay quien hace un su trabajo de forma digna, quizás haga falta eso, dignificar al político; por el momento, internet se divierte en la cacería de brujas. La híper-información le clavó un rabo de paja a todos los que paren en la plaza pública.

Será cambiar de canal, pues aquí siempre hay cuatro esquinas, y entre esquina y esquina siempre habrá lo mismo.

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